Marlene Dumas es una artista sudafricana que, recientemente, entró en la categoría de las mujeres vivas cuya obra se vende por más de un millón de dólares. Este no es un dato menor, ni tampoco un dato frívolo, porque hoy en día formar parte del mundo del arte implica participar activamente del mercado del arte. El ejemplo de Dumas es muy claro.
En Junio de 2008, después de ingresar en el selecto grupo de “los mejor vendidos”, el Museo de Arte Contemporáneo de Los Angeles realizó una retrospectiva con su obra titulada “Midiendo tu propia tumba”. Luego, esta retrospectiva fue mudada al Museo de Arte Moderno de Nueva York para que los coleccionistas, marchands y galeristas pudieran observar de cerca las obras que más tarde –en la subasta de noviembre de Christie’s- compraron por más de un millón de dólares.
Dumas pinta retratos de chicos y escenas eróticas para impactar al mundo del arte contemporáneo; pero, cuando le preguntan por la edad de la niña desnuda en su cuadro ella responde: no es una niña, es una pintura. Esta respuesta concisa y aguda resulta hasta filosófica porque Dumas alude a la vida de la pintura y no a la vida de la niña modelo.
Suele trabajar sus pinturas con base en la fotografía; “la pintura es sobre los trazos del gesto humano” –ha dicho- y, este gesto, está cargado de un erotismo manifiesto en los vínculos humanos. Dumas selecciona polaroids de sus amigos y amantes para después pintarlas. También utiliza imágenes pornográficas pero, de nuevo, estas pinturas no son pornografía, son pintura.
Cuando Dumas pinta utilizando un modelo en forma fotográfica o un modelo de la vida real, éstos se convierten en temas para ser experimentados. Para ella la desnudez es algo completamente diferente a eso calificado como “desnudo”, algo que ha aclarado con la obra La particularidad de la desnudez: “no era el desnudo lo que yo buscaba, no era la figura en actitud de posar, sino la condición erótica de la vida que estaba atrás”.
En Junio de 2008, después de ingresar en el selecto grupo de “los mejor vendidos”, el Museo de Arte Contemporáneo de Los Angeles realizó una retrospectiva con su obra titulada “Midiendo tu propia tumba”. Luego, esta retrospectiva fue mudada al Museo de Arte Moderno de Nueva York para que los coleccionistas, marchands y galeristas pudieran observar de cerca las obras que más tarde –en la subasta de noviembre de Christie’s- compraron por más de un millón de dólares.
Dumas pinta retratos de chicos y escenas eróticas para impactar al mundo del arte contemporáneo; pero, cuando le preguntan por la edad de la niña desnuda en su cuadro ella responde: no es una niña, es una pintura. Esta respuesta concisa y aguda resulta hasta filosófica porque Dumas alude a la vida de la pintura y no a la vida de la niña modelo.
Suele trabajar sus pinturas con base en la fotografía; “la pintura es sobre los trazos del gesto humano” –ha dicho- y, este gesto, está cargado de un erotismo manifiesto en los vínculos humanos. Dumas selecciona polaroids de sus amigos y amantes para después pintarlas. También utiliza imágenes pornográficas pero, de nuevo, estas pinturas no son pornografía, son pintura.
Cuando Dumas pinta utilizando un modelo en forma fotográfica o un modelo de la vida real, éstos se convierten en temas para ser experimentados. Para ella la desnudez es algo completamente diferente a eso calificado como “desnudo”, algo que ha aclarado con la obra La particularidad de la desnudez: “no era el desnudo lo que yo buscaba, no era la figura en actitud de posar, sino la condición erótica de la vida que estaba atrás”.
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